Carreras de caballos, bourbon y burgoo en Kentucky

Si hay un lugar que merece la pena visitar en Kentucky es el hipódromo de Keeneland en Lexington, la capital del estado. En Kentucky las carreras de caballos son un auténtico ritual social que atrae a miles de personas durante la temporada de celebraciones hípicas. Keeneland,  en operacion desde 1936, es un lugar perfecto para pasar un día de primavera soleado, disfrutando de la emoción de las apuestas de caballos y de la comida y bebida locales.

El no disponer de mucho dinero no es excusa para no apostar, ya que la cantidad mínima es irrisoria: dos dólares. Servidora apuesta poco, pero siempre gana en un par de carreras, aunque con las ganancias no puede decirse que me llegue para el crucero por el Adriático.


Una de las emocionantes carreras en Keeneland

El programa, imprescindible para realizar las apuestas
Para muchos, lo más conocido de Kentucky -gastronómicamente hablando- es el grasiento Kentucky Fried Chickenpero lo cierto es que este estado al sur del río Ohio cuenta con delicias gastronómicas nada desdeñables. Desde el bourbon y la sublime kentucky bourbon barrel ale (una cerveza envejecida en barricas que previamente contenían bourbon), a las jugosas barbacoas sureñas, pasando por el clásico burgoo y una variedad de postres deliciosos, en Kentucky nadie se queda con hambre.

Cervezas tipo ale
Si viajáis a Lexington, la capital del estado, no dejéis de comer en Ramsey´sun lugar de los de toda la vida, donde las camareras llaman cariñosamente ¨honey¨ a todos los clientes y sirven una sabrosa comida casera. En Ramsey’s, el menú del día siempre ofrece generosas porciones de platos preparados al estilo sureño. De postre ofrecen siempre varios tipos de tarta (las de pecán, melocotón y merengue de limón son algunas de las más tentadoras.)

Tanto en el famoso Derby de Kentucky (que se celebra en Louisville) como en las carreras hípicas de Lexington, lo típico es tomarse un mint julep (una refrescante bebida compuesta por hojas de menta, bourbon, azúcar y mucho hielo) y comer el famoso burgoo (una sopa muy nutritiva que recuerda un poco a los potajes que se hacen en España). El burgoo se hace cocinando a fuego lento durante varias horas un caldo elaborado con carne y verduras. Se trata de un plato de origen humilde y rural, de ahí que originalmente se hiciera con carne de ardilla. Hoy en día, dado que lo de comer ardillas no es una opción muy popular –imagino que además serán difíciles de atrapar, las pobres-, la carne con que se elabora es de ternera, cerdo y cordero. En cuanto a las verduras, se le suele poner apio, cebolla, pimiento, zanahoria y tomate, y a menudo se le añade patata, maíz y algún tipo de legumbre. También lleva un poco de cayena y pimienta negra para darle un toque picante. El resultado es un guiso de cuchara estupendo que sacia el apetito del más pintado. Un buen burgoo tiene que ser bastante denso, ya que la tradición dice que la cuchara debe sostenerse por sí sola.

El tipico burgoo que puede degustarse en Keeneland
Los orígenes de este plato no están muy claros. Según recoge Linda Stradley en I’ll Have What They're Having, hay quienes lo sitúan en el siglo XIX, siendo un guiso elaborado tradicionalmente por cazadores. Otros historiadores lo relacionan con un plato que se servía a las tropas confederadas durante la Guerra Civil (1861-1865).

Y ahora tengo que dejaros, que he apostado en la siguiente carrera y están a punto de salir los caballos. ¡A ver si hay suerte! 




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